El negocio del
reclutamiento ejecutivo nació hace años en los Estados Unidos. Los pioneros
fueron expertos de Industria, ejecutivos senior, que habiendo adquirido una
experiencia de años en un sector
particular, conocían bien la gente de su
industria y estaban en capacidad de encontrar, para otros, talento adecuado. Su
oferta de valor a las empresas de un sector particular, era, la de identificar
en poco tiempo, las personas idóneas
para asumir cargos críticos de su
secesión gerencial. Con el tiempo, esta experticia empezó a incluir
líderes funcionales. La industria del
reclutamiento ejecutivo atrajo igualmente a ejecutivos senior expertos en una función, que había prestado
sus servicios dentro de variadas
industrias en cargos de apoyo (finanzas, recursos humanos, etc).
Con los años,
llegaron a la industria modelos diferentes. Llegaron emprendedores, generalistas, hábiles comerciales, que
irrumpieron en el mercado con un modelo llamado de “contingencia” que consiste
en seducir al cliente con una promesa de valor consistente en el “pague por
ver”, es decir, en que la empresa
desembolse sus honorarios, únicamente cuando el ejecutivo fuera contratado.
Este modelo a diferencia del anterior de honorarios fijos, o porcentajes determinables, conlleva a mi
juicio mayores riesgos con diferencias notorias:
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En el modelo de honorarios
fijos, se paga por una consultoría integral, que se enfoca en conseguir el
talento adecuado partiendo del conocimiento
de la estrategia empresarial. En el modelo contingente, se apela a la
capacidad del proveedor de tirar una red, apalancada generalmente en
medios masivos, para ver que cae. Es un
modelo basado en su capacidad de atraer volumen.
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En el modelo de honorarios
fijos, se apela a la experiencia, bien sea de industria o funcional de la firma escogida. Se exige que la firma
pruebe su trayectoria de éxito reclutando ejecutivos similares, y cuente por lo
tanto con la capacidad de atraer talento específico. En el modelo contingente,
se apela al precio y a la comodidad de
pago, bajo la esperanza de que la firma sea capaz, a través de bases de datos
masivas, de reclutar y posteriormente depurar, miles de hojas de vida, muchas
de ellas inservibles para el caso particular, que son las que llegan cuando se
pone un “Se busca” en un periódico
local.
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En el modelo de honorarios
fijos, se apela a la experiencia de un consultor senior que va a liderar el
proyecto. Se busca una relación de acompañamiento profundo, profesional, de
alguien que conoce una industria o
función y cuenta con la capacidad de encontrar
y evaluar técnicamente
ejecutivos en industrias, donde él/ella previamente han trabajado. El modelo contingente, se parece más a un
proceso industrial de producción en línea. No se busca a un experto, se compra
una línea de producción.
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En el modelo de honorarios
fijos se busca que la firma represente a
su cliente en el mercado como si el proceso
lo estuviera haciendo ella misma. Se busca un embajador senior frente al
mercado de talento. Se quiere que la entrevista la realice un ejecutivo senior con probado criterio gerencial. En el
modelo contingente, previa depuración que hace un Excel o una base de datos,
los ejecutivos son entrevistados por profesionales junior sin mayor experiencia gerencial, idóneos sin duda, pero para entrevistar
interlocutores de escaso recorrido profesional.
No me mal
interpreten, no descalifico per se el modelo
contingente, sin duda puede ser útil en procesos de búsqueda de ejecutivos jóvenes, que demanden una
depuración masiva del mercado y que complementan la falta de capacidad de una empresa para hacer reclutamiento, no selección; pero
su modelo no es el indicado para procesos de alta gerencia.
Soy amigo de almorzar en McDonalds cuando busco
calidad y bajo precio para un producto de baja sofisticación; pero cuando busco
comida sofisticada, un Chef de renombre y el servicio para atender a
alguien de alto nivel gerencial, no paro nunca en un restaurante de comida rápida. La escasez de talento que empieza a verse en el mercado
Colombiano, implica sofisticar los procesos de atracción
ejecutiva, con el reto para Recursos Humanos de vender internamente, que
así como una empresa contrata a los
mejores tributaristas o a firmas sofisticadas en planeación estratégica, para
ser exitoso en el mercado de talento, se
debe contar con especialistas.
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