martes, 26 de noviembre de 2013

Colombia:Ausencia de Talento para el Conflicto Constructivo


Creo que ya estamos acostumbrados a oír lo maravillosos  y capaces que son los profesionales y ejecutivos Colombianos. Si revisan las entrevistas que sobre talento se les hace a diferentes líderes empresariales,  verán coincidencia frente a cómo los ejecutivos y ejecutivas nuestros son en general: considerados, inquietos, adaptables, con una gran capacidad de trabajo, orientación al resultado, habilidad analítica y don de gentes.Puede ser un resumen simplista, y debo estar dejando de lado una que otra competencia, pero creo que en general el listado es bastante aproximado.De lo que poco se habla  es de nuestros defectos,  de nuestras brechas colectivas y de cuales de ellas no sólo tienen un impacto empresarial sino también social.

Algo había escrito alrededor del tema en un artículo anterior (aquí-no-respetan-la-joda), pero con un enfoque diferente. En esta ocasión creo que es importante poner sobre la mesa el hecho de que en general los Colombianos, y de esto no se escapa el sector ejecutivo, somos malos para asumir posiciones y defender nuestros criterios, especialmente si son contrarios a las de los superiores jerárquicos, lo que llevado al ámbito colectivo se convierte en la oportunidad perdida de manejar una inteligente y creativa dialéctica constructiva.

No quiero teorizar sobre lo que desconozco, a pesar de que siento que en el fondo cultivamos un respeto hacia las jerarquías equivocado: El mayor siempre tenía la razón y no  era educado contradecirlo. Puede que la tara social de ser tan políticos o tan poco confrontacionales, se vea además acentuado en algunas de nuestras sub-culturas en donde el respecto por el mayor raya en lo reverencial, y en el plano organizacional esta característica se realza por diseño ya que seguimos teniendo estructuras que veneran  los años de experiencia y el poder entregado por jerarquía.

He tenido la oportunidad de hablar este tema con algunos ejecutivos extranjeros, que si bien resaltan de nuestro grupo humano una gran cantidad de valores que sin duda tenemos,si les impresiona el hecho de que en general nos cueste asumir el riesgo de confrontar, abiertamente, con pasión, defendiendo una posición y batiéndose con energía en un duelo intelectual. Confundimos pasión con grosería y calificamos de pedantes aquellos que de alguna manera se atreven abiertamente a disentir.

En el plano corporativo no deja de ser una debilidad complicada. Si nos ponemos a pensar, la mayor responsabilidad , pero a la vez el mayor disfrute de llegar a  la alta gerencia debería ser nuestra capacidad de incidir en las decisiones estratégicas, que de paso solo se logra cuando se construye un equipo capaz de discutir, para sacar al final lo mejor de un grupo de mentes capaces.Pasar de agache, o aceptar en silencio,  es sin duda un gran error. Es como dicen coloquialmente los jóvenes ser "inaportantes".

Como sociedad nos pasa un poco lo mismo. Idolatría por esas mentes brillantes a las que elevamos a niveles de "intocables", donde su palabra es ley de Dios. Caudillismo delirante, de equipos inexistentes, simplemente seguidores fieles, casi que bobos, sin capacidad por confrontar desde el plano de las ideas. Compradores de dogmas.

Tengo esperanza en la generación Y, que ha crecido en un mundo cuyo diseño social respeta la mal llamada "irreverencia" intelectual, que no come callada y con una increíble capacidad crítica. Creo que se le abre al país la enorme posibilidad de que le agreguemos a nuestras reconocidas capacidades, una nueva, la de usar el conflicto constructivamente.

Les dejo el video de Margaret Hefernnan precisamente sobre el valor de estar en desacuerdo, que trae evidencias claras de como las mentes mas brillantes no han diseñado equipos de clones, sino al contrario equipos con la obligación de refutar y poner a prueba las decisiones de sus superiores como la mejor alternativa de llegar a conclusiones ideales.

jueves, 21 de noviembre de 2013

Liderazgo: El valor de ser vulnerable




Brene Brown es sin duda, al menos para mí, un gran y grato descubrimiento. La vi de ted.com hace poco (es una de las conferencias más vistas) y después, queriendo profundizar, me leí su libro "Daring Greatly" (atreviéndose en grande), que desarrolla en mayor profundidad su teoría sobre la vulnerabilidad.

El tema da para largo -a ella le tomó sólo 6 años de investigación profunda y un año de terapia intensa-, pero en el fondo, abre un debate  que no quiero dejar pasar de largo, que tiene que ver con la felicidad, y sobre todo el éxito implícito en aceptarnos como somos.

Lo veo a diario: profesionales increíbles, llenos de condiciones y de capacidad de aportar, que no logran hacer conexión con el mundo real por la sencilla razón de que no han logrado aceptarse a ellos mismos. Crecieron (crecimos)  en el mundo de la barbie, llenos de modelos y parámetros de éxito, en donde la orilla del vecino siempre era más verde, y en donde por comparación nunca alcanzábamos el umbral de aceptación. Nada es nunca suficiente.

No es un tema de edad, sexo, origen social. Es simplemente el hecho de que se nos vendió, y lo compramos en su totalidad, un parámetro de logro, de deber ser inalcanzable, por el simple hecho de que, estaba hecho de la arcilla de los demás, no de la nuestra. El  problema es que esa maratón por hacer el tiempo del vecino, al final,nos deja exhaustos con la ingrata consecuencia de que además se lleva de paso el amor propio y nos llena de inseguridad.

Soy consciente de que conocernos toma tiempo; pero reconocernos y aceptarnos implica además un acto de valentía que no siempre nos acompaña. Desafortunadamente ese coraje requerido debe arrancar por una gran dosis de compasión por los demás,  pero sobre todo compasión por nosotros mismos.

El mensaje de Brown es esperanzador, por eso me pareció valioso compartirlo. La felicidad, esa que se logra al final construyendo momentos de intima conexión, es posible cuando, después de una larga carrera, reconocemos que no se trataba de los demás, ni de los parámetros que nos impusieron, ni de las medallas que en el camino nos colgaron; se trata sola y únicamente de nosotros mismos y nuestra capacidad de aceptarnos como seres únicos y especiales.


martes, 19 de noviembre de 2013

Aqui no respetan la Joda!


" Aquí no respetan la Joda"
Toñito

Nuestra inserción en el mundo capitalista se dio a edad temprana. Apasionados del Monopolio, maestros si se quiere en el arte del juego inmobiliario -sabíamos que aquel que se quedara con el "Paseo Bolivar" era el ganador-,  después de largas faenas recogíamos con mis hermanos las fichas, guardábamos en los bolsillos los billetes, y salíamos ya caída la tarde a negociar con Toñito.

Toñito era un ser de película. Loco,  feo,  sucio, decorado con cuanta baratija y alambre encontraba en el camino,  era, a pesar de su esquizofrenia avanzada que lo hacia muy particular,  inofensivo y muy creativo. Llegaba a la finca puntual a las 6 todas las tardes en busca de un espacio que mi tío le prestaba para  dormir,de un plato de comida, y de la oportunidad de vendernos piñas que se robaba en el camino y que nosotros después de una dura negociación le pagábamos con nuestros billetes de Monopolio.

El negocio prosperó durante algunos meses, hasta que, supongo, Toñito quiso gastarse sus ahorros en alguna tienda de la que lo sacaron a palo por ladrón, reclamó airadamente nuestro "inocente" error, y mis papás tomaron cartas en el asunto antes de que termináramos de socios de Interbolsa.

A pesar del engaño Toñito siguió yendo a la finca. La última vez que lo vi se había enfrentado airadamente  a mi abuelo. Le habíamos prestado hilo para coser sus pantalones, específicamente su bragueta, lo que hizo con mucho esmero. El problema es que lo hizo con el miembro por fuera, y a mi abuelo no le pareció que para  la niña -mi hermana- que a su tierna edad no conocía de aquello, fuera un espectáculo edificante y decidió regañarle en forma. Se fue vociferando, dando insultos con un sentimiento de entre rabia y tristeza diciendo: "Es que aquí no respetan la Joda".

Tengo sentimientos encontrados frente a la decisión de mi abuelo, y no por evitar "tamaño" espectáculo, sin duda no el apropiado para unos niños que se estaban apenas formando, y que dicho sea de paso, nunca aprendimos a coser nuestros pantalones;el tema de fondo es que, en general, como al resto de mis compatriotas, nos cuesta respetar la joda.

Joda: Primera persona del singular presente, modo subjuntivo del verbo "joder", es, entre otras acepciones, el real derecho que tenemos a expresar enfado, irritación o sorpresa. Es el derecho que tenemos, o tendríamos si no hubiéramos sido educados los Colombianos a callar, de protestar abiertamente ante la injusticia. Es el derecho a revelarnos, con decisión y valentía -difícil en el país del temor reverencial-, sin miedo a las consecuencias frente a los abusos de poder en cualquiera de sus instancias. Es el derecho a disentir -incluso cuando se es ex presidente-, sin ser tachados de apátridas cuando se pelea por una visión así no estemos de acuerdo con ella.

Este país se ha ido quedando sin gente que en todos los ámbitos, tenga la valentía de estar en desacuerdo; por eso cuando se protesta se hace en general con violencia. Al país actual, en donde pareciera que todo tenga que ser consensuado -por eso nos quedamos sin partidos políticos- le están  faltando lideres con la capacidad, pero sobre todo con la valentía  de Joder.

Asi que, como decía la ilustre literata y poetisa Guatemalteca María Josefa Garcia Granados (así lo haya escrito con otro sentido): "...joded sin pena, que la salud sin esto nunca es buena. Joded por la mañana y por la tarde y de solo joder haced alarde".








martes, 12 de noviembre de 2013

Curriculum: El Arte de contar una buena historia

"Si la historia fuera enseñada en forma de cuentos  nunca sería olvidada"
Rudyard Kipling

A veces pienso que terminé en este oficio simplemente por el gusto aprendido desde edad temprana de oír buenas historias. Tuve la enorme suerte  en la vida de moverme en un medio donde, típico de las familias paisas, primaba la tradición oral. Pararse de la mesa era bien complicado simplemente porque era el mejor momento para escuchar los cuentos de los mayores. Allí tuve maestros irrepetibles, muchos de ellos en el mas allá, unos pocos todavía a mi lado validando a diario que todavía hoy, en la era digital, saber contar un cuento es sin duda, una enorme fortaleza.

La verdad es que después de oir tantas historias, unas bien contadas, otras no tanto; he validado que todos tenemos la nuestra, y sin demeritar que por supuesto haya unas mas interesantes que otras, la realidad es que, por lo general, es más la habilidad de quien la cuenta y no la historia en si misma, lo que hace la diferencia.

En el ámbito laboral nos acostumbramos a que el mercado tenía un formato de curriculum, con  unas "reglas" que había que seguir, y que nos imponía en una o dos páginas el marco desde el cual teníamos que contar nuestra historia. Un listado frío de responsabilidades y logros, adobado por algunos números que parezcan descrestantes y que de alguna manera le prueben al lector lo inteligentes o capaces que somos: aburrido no?.

Nuestra vida laboral ha estado llena de altos y bajos, de buenos y malos jefes, de negocios interesantes y aburridos, de mercados fáciles y complejos, de productos innovadores, de momentos de mucho presión, de etapas de tremenda monotonía, de competidores aguerridos, de aciertos y metidas de pata; elementos todos de mucha riqueza a la hora de estructurar una historia en donde  la tensión entre el fracaso y el éxito, entre el dolor y la alegría, hablan mejor y son más entretenidos que hojas de vida que la verdad, mucho se parecen a  recetarios de cocina.

Heminway decia: "Escribo una página maestra por noventa y uno de mierda.Trato de poner la mierda en la caneca de basura". Sé que es difícil equiparar nuestro cv a una obra maestra de Heminway - el mercado no nos exige tanto-, pero creo que hay algunos elementos que pueden ser útiles, antes de que nuestro esfuerzo termine en la caneca:

1. El primer elemento clave en una historia laboral bien contada es que se parta de la veracidad,y para esto tenemos que escribir desde  la vulnerabilidad..Nada mas aburridor que un narrador -de esos que se tienen Fé-  en donde su historia es un recital de éxitos ascendentes  donde siempre se les retrata en el podio. Donde están las caídas, los premios de montaña, los retiros forzosos, las peleas con el equipo o los desacuerdos con el capo del equipo?. No tenemos  que posar de Dioses del Olimpo. Somos simples mortales, eso si con uno que otro merito para resaltar, pero con mucha caída en el camino; es simplemente  lo normal. Para que entonces posar de figuras?.

2. No hay historia interesante sino hay pasión en el camino. Es en el amor y en el desamor en donde por lo general el cuento se pone interesante. No sé que nos dirá la estadística pero en general una carrera profesional se parece poco a un  Corin Tellado y más a una obra de Victor Hugo;si bien puede  terminar en un "y fueron felices", la verdad es que rara vez esta desprovista de sudor y lagrimas. El mercado no quiere ver al artista;quiere ver al hombre de carne y hueso, el que vivió la historia, el ser humano que se sobrepuso a la fragilidad y limitaciones que nos impone la vida, pero que al final, sabiéndose imperfecto, se la jugó a fondo por un sueño.

3. Arranquemos por un cuento, el tiempo nos irá dando herramientas para escribir luego una novela. Si bien puede ser una recomendación de formato, no necesitamos de diez páginas para contar nuestra historia. Los cuentos cortos, cuando tienen los elementos adecuados, son muchas veces, mucho más entretenidos que una novela. Se necesita de mucha pericia en el arte de escribir para meternos de lleno en una novela larga. Cuando la historia así sea corta, nos logra enamorar del personaje central, no necesitamos de páginas extras;estoy seguro de que su historia tiene los elementos necesarios.

Los dejo con el video de Andrew Stanton, ese sí un maestro en el arte de contar buenas historias. Si el tema los seduce, en  www.ted.com hay un Play List que se llama "How to Tell a Story". Se las recomiendo todas,pero no se pierdan la de Stanton y la de Isabel Allende: son espectaculares. Si de novelas se trata, no puedo dejar de recomendarles El Manatial de Ayn Rand, un libro que tiene que estar en su biblioteca.





miércoles, 6 de noviembre de 2013

Que tanto paga hacer una maestria y que tanto las valora el mercado

!Estudia!, No para saber una cosa más, sino para saberla mejor"
Seneca

Experiencia o Academia?. Que tanto valoramos los reclutadores ejecutivos las maestrías o especializaciones dentro del curriculum?; Que tanto las valora el sector corporativo?. Estas preguntas son frecuentes, sobre todo en aquellos que están a punto de tomar la decisión de invertir sus ahorros, o asumir un crédito para complementar su estructura académica en un proyecto de maestría o especialización.

En los Estados Unidos existe actualmente todo un movimiento social, con características de indignados, en contra de la educación superior de posgrado y las noticias hoy anuncian  demandas de varios estudiantes a sus instituciones académicas por engaño, al no obtener los salarios esperados una vez graduados o lo que es peor, al no tener  siquiera acceso al mercado laboral (claro que están en crisis no?).

La realidad sinembargo  es que las maestrías, si bien hacen parte del check list de los perfiles corporativos (nos encanta ver una en el curriculum), si deberían ser parte de un análisis más profundo por que pueden ser engañosas:

1.Estamos empezando a ver una tendencia en las Universidades sobre todo en las más "afamadas", en donde se diseña el curriculum de forma tal que a los estudiantes se les hace un "canje" de tesis vs maestría. En vez de presentar tesis y con algunos pesos de más, les permiten hacer parte del selecto grupo de los posgraduados invirtiendo un año más de su tiempo. En mi sentir:puro paisaje. Eso no agrega valor. La maestria como su nombre lo indica,es hacerse maestro en un area del conocimiento humano. Es tener la capacidad de profundizar, de compartir con otros experimentados candidatos a maestros que son en la práctica de los que más se aprende. Es llevar al límite su experiencia previa, retar sus prejuicios y exprimir la mente al límite en aras de hacerse un mejor profesional. El tema es que hay que ser previamente un profesional no?.

2. No nos digamos mentiras y creo que todos caemos dentro de esta barca: en general, salimos de la Universidad sabiendo muy poquito!!. Es la vida, el trabajo y nuestros jefes, a los que realmente les entregamos el reto de terminar de formarnos. La Universidad despierta pasiones, da una estructura básica, crea hábitos  y genera redes de conocidos que serán sin duda muy útiles en nuestra posterior vida profesional;pero es en el trabajo en donde realmente aprendemos. Qué valor puede agregar el que a esa plataforma inicial se nos agregue un título más, cuando todavía no nos hemos fogueado en el mundo real?: ninguna. Salgan a la calle, úntense de realidad, pruébense así mismos,  descubran  lo que verdaderamente les apasiona, y ahí si, empiecen a pensar en ser maestros en algo.

3.La maestría debe desligarse en principio del retorno económico, nadie se lo va a garantizar. Al final,van a competir por el puesto con un grupo muy calificado de profesionales que a veces no tienen tanto pergamino académico, pero si la experiencia en el cargo.Salvo  algunas pocas excepciones, el mercado se va a ir por la experiencia. La maestría es un diferenciador cuando frente a la misma experiencia se tiene además la academia, pero no al revés.

Dicho lo anterior y poniendo los pergaminos académicos en sus justas proporciones, sigo siendo un fan absoluto de la academia, llámese diplomado, especialización, maestría o doctorado, pero sólo cuando esta se hace en el momento y por las razones adecuadas. Como reclutador veo en los profesionales con profundización académica lo siguiente:
- A un ejecutivo inquieto intelectualmente que quiere profundizar, que no se quiere quedar en lo básico, que busca cuanto recurso haya en el mercado para ser mejor y complementar así su experiencia.
- A un ejecutivo con mayores recursos profesionales frente a la innovación. La academia da método, estructura y herramientas que una vez trasladadas al ámbito de trabajo,son sin duda útiles para el manejo de nuevos conceptos.
- A un ejecutivo con mayor capacidad, en general, para el trabajo en equipo. La academia de élite forza al individuo a trabajar con otros, enseña a escuchar.
- A un profesional con mayor disciplina. La academia es muy exigente en esfuerzo personal, en horas hombre invertidas generalmente en horarios por fuera del ciclo normal de trabajo. Lleva al límite la capacidad personal para equilibrar trabajo y reposo. Es muy exigente en organización personal.
- A un ejecutivo con mayores redes de contacto. El network que se construye en la academia es de un enorme valor para la vida profesional,sobre todo si se enriquece con profesionales de diferentes disciplinas.
- A un profesional más culto!. Como decía Séneca, no solo se sabe más, se sabe mejor. Hoy,en la economía del conocimiento, saber mejor hace una gran diferencia.

Por ahí dicen que la experiencia hace al maestro. Sigo creyendo que al final es la vida y la experiencia la que nos regala mayores herramientas frente a especializarnos en algún área del conocimiento. Los programas de profundización académica, son un enorme trampolín hacia ese objetivo, pero sin duda hay que saber escogerlas, hacerlo por razones de peso y hacerlas en el momento adecuado.