Si bien la
tendencia del mercado laboral está cambiando, todavía veo cierta timidez en los
candidatos a la hora de asumir un cambio de empleo o de aceptar una invitación
a participar en un proceso de búsqueda ejecutivo, cuando se trata de evaluar al
empleador. Traemos en la espalda el sino de décadas de indicadores de desempleo
altos, en donde se asumía que tener empleo era más que un privilegio, el poder
estaba en manos de la empresa y había una actitud de sometimiento de parte del
candidato que hacia ingentes esfuerzos en la entrevista para dar su mejor
impresión.
Sin ser infidente,
la realidad que vivimos los reclutadores ejecutivos difiere de las percepciones
del mercado, sobre todo del candidato: conseguir talento se ha vuelto la
prioridad número uno del sector corporativo y conseguir la persona adecuada
para un cargo es una tarea muy, muy compleja.
Esta complejidad
radica fundamentalmente en que cuando salimos al mercado a conseguir ese perfil
ideal que ha detallado el cliente, no estamos en pos de conseguir sólo un buen
ejecutivo. Procuramos hacer un calce perfecto. Alguien que no sólo se adecue a
la estrategia futura de la organización y aporte el valor requerido, sino que
además tenga las características personales que le permitan encajar con la
cultura, con el estilo de su nuevo jefe y tenga todo el potencial de hacer
carrera en la organización.
Así las cosas y
partiendo de la dificultad, porque es real, la entrevista tiene que ser mutua,
y es el espacio en donde el ejecutivo tiene la oportunidad de aclarar una gran
cantidad de dudas que serán críticas a la hora de decidir si acepta la
invitación que se le está formulando y que será clave en su futuro profesional.
Algunas sugerencias de temas que tienen que quedar claros antes de aceptar:
-
Aclare bien el rol. Detrás de un
título, vemos a diario una variación enorme de responsabilidades que difieren
de una organización a otra.
-
Indague por su equipo de trabajo.
La estructura que le va a reportar es clave para proyectar su éxito futuro y
aclare la autonomía que se le va a dar para escoger el equipo adecuado.
-
Estudie a fondo la persona a la
cual le va a reportar. Su trayectoria, pero sobre todo su estilo personal van a
ser determinantes en el nivel de disfrute y aprendizaje en su nuevo cargo. La
mayor parte de las malas experiencias están unidas a incompatibilidades de
estilos con su nuevo jefe.
-
Analice la situación de la industria,
la financiera de la compañía y avale su estrategia. Saber hacia dónde se va y
con qué recursos se cuenta harán una gran diferencia en su autonomía de
gestión.
-
Compruebe las oportunidades reales
de carrera que la empresa ofrece. Identifique casos de éxito y evalúe los mecanismos de ascenso.
-
Haga una clara valoración de la
cultura organizacional. El estilo de comunicación, la forma como las decisiones
se toman, el manejo del equilibrio de vida, el acceso al poder de decisión, la
forma de evaluación de los resultados y
la objetividad con que se remunera el éxito, hablan muchísimo de la
organización. Las empresas familiares por lo general ameritan en este tema un
mayor nivel de detalle.Sin duda son más complejas.
-
Finalmente, evalúe bien la oferta
económica, los beneficios, la estructura variable, el cómo se asignan y entregan las bonificaciones, etc. Una
revisión detallada y por escrito de la oferta evitan potenciales conflictos.
El mensaje final es
claro. Su talento y experiencia valen mucho en el mercado. La relación de poder
empleador-empleado cambió. Documéntese de forma tal, que le permitan tomar una
decisión a consciencia evaluando la mayor cantidad de elementos que para usted
sean incidenciales en su decisión. No deje pasar la oportunidad de aclararlos.
No existe empresa
en el mundo, por buena y reputada que sea, que este en capacidad hoy de eludir
estas preguntas. Hágalas!
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