“Me importa un xxxx
a que Universidad fuiste mientras seas talentoso”: Justin Kan, fundador y Presidente de Justin.Tv
Kan simplemente
alimentó recientemente una discusión que se ha vuelto candente en el mercado
Norte Americano sobre el valor real de reclutar estudiantes talentosos de las
llamadas Ivy league (Mejores
Universidades) vs el costo y la garantía
que esto implica.
El tema, mirado hoy desde la perspectiva del estudiante
y su familia es cada vez más complejo como quiera que 4 años en una Universidad
Top cuesta alrededor de US$200.000 que se recuperaban relativamente rápido,
pero que ahora con la economía en vacas flacas deja de ser una garantía. Sin
embargo la perspectiva de Kan, no es la del estudiante sino la del empleador, y
nutre una muy interesante discusión alrededor de las ventajas o desventajas de atraer
este tipo de talento.
Kan, reconocido iconoclasta
cuando de reclutamiento se trata, ha ido contracorriente en relación a los
pergaminos académicos, atrayendo talento de muy diverso origen (incluso sin
titulo Universitario) siendo la
“pasión” y el “hambre” los elementos en común de sus reclutados. Si bien
ha aceptado recientemente, que usa esta estrategia en etapas de emprendimiento primarias, y que ha
empezado a mirar talento experimentado (no necesariamente de Universidades
AAA), para delegar en ellos roles de procesos maduros, la nómina de Kan se
nutre de talento de la más diversa índole.
En el país no nos
escapamos a esta discusión. Aunque desafortunadamente nuestro sistema Universitario,
incluso el Latino Americano, no se incluye en el ranking de las mejores 150
Universidades del Mundo, nuestro Ivy League local existe, así como el paradigma en los reclutadores dentro del
mundo corporativo, que demandan “idealmente” jóvenes de las mejores
Universidades. Este paradigma se extiende a ejecutivos senior, y en muchos
casos, incluso frente a carreras técnicas, se vuelve difícil convencer a
nuestros clientes el entrevistar a ejecutivos con pregrados de Universidades
consideradas “de media tabla”, lo que ha promovido sin duda el que muchos
ejecutivos traten de adicionarle a sus curriculums diplomados o
especializaciones de Universidades consideradas de primera línea, con la
esperanza de ser mirados.
Si bien coinciden los expertos de que las Ivy Leagues
(incluidas las locales) ofrecen como su mejor activo una red de contactos más
calificada, que abre oportunidades futuras; la realidad es que, sigue siendo la
experiencia laboral, el carácter y el hambre por triunfar, unido a cualidades personales
que no las pule necesariamente una Universidad Premium, los ingredientes que
hacen de un talento, el adecuado para asegurar el éxito de la estrategia
empresarial.
Al igual que Mr
Kan, y sin demeritar el esfuerzo que implica entrar y subsistir en una gran
Universidad, hay que mirar con cuidado. Pudiéramos estar dejando pasar a
nuestro próximo Steve Jobs, desertor de Reed College, no precisamente una Ivy
League.
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