jueves, 23 de mayo de 2013

Por fuera de las credenciales Universitarias


Me importa un xxxx a que Universidad fuiste mientras seas talentoso”: Justin Kan, fundador  y Presidente de Justin.Tv
Kan simplemente alimentó recientemente una discusión que se ha vuelto candente en el mercado Norte Americano sobre el valor real de reclutar estudiantes talentosos de las llamadas Ivy league  (Mejores Universidades) vs el costo  y la garantía que esto implica.
 El tema, mirado hoy desde la perspectiva  del  estudiante y su familia es cada vez más complejo como quiera que 4 años en una Universidad Top cuesta alrededor de US$200.000 que se recuperaban relativamente rápido, pero que ahora con la economía en vacas flacas deja de ser una garantía. Sin embargo la perspectiva de Kan, no es la del estudiante sino la del empleador, y nutre una muy interesante discusión alrededor de las ventajas o desventajas de atraer este tipo de talento.
Kan, reconocido iconoclasta cuando de reclutamiento se trata, ha ido contracorriente en relación a los pergaminos académicos, atrayendo talento de muy diverso origen (incluso sin titulo Universitario)  siendo la “pasión”  y el “hambre” los  elementos en común de sus reclutados. Si bien ha aceptado recientemente, que usa esta estrategia  en etapas de emprendimiento primarias, y que ha empezado a mirar talento experimentado (no necesariamente de Universidades AAA), para delegar en ellos roles de procesos maduros, la nómina de Kan se nutre de talento de la más diversa índole.
En el país no nos escapamos a esta discusión. Aunque desafortunadamente nuestro sistema Universitario, incluso el Latino Americano, no se incluye en el ranking de las mejores 150 Universidades del Mundo, nuestro Ivy League local existe, así como el  paradigma en los reclutadores dentro del mundo corporativo, que demandan “idealmente” jóvenes de las mejores Universidades. Este paradigma se extiende a ejecutivos senior, y en muchos casos, incluso frente a carreras técnicas, se vuelve difícil convencer a nuestros clientes el entrevistar a ejecutivos con pregrados de Universidades consideradas “de media tabla”, lo que ha promovido sin duda el que muchos ejecutivos traten de adicionarle a sus curriculums diplomados o especializaciones de Universidades consideradas de primera línea, con la esperanza de ser mirados.
Si bien  coinciden los expertos de que las Ivy Leagues (incluidas las locales) ofrecen como su mejor activo una red de contactos más calificada, que abre oportunidades futuras; la realidad es que, sigue siendo la experiencia laboral, el carácter y el hambre por triunfar, unido a cualidades personales que no las pule necesariamente una Universidad Premium, los ingredientes que hacen de un talento, el adecuado para asegurar el éxito de la estrategia empresarial.
Al igual que Mr Kan, y sin demeritar el esfuerzo que implica entrar y subsistir en una gran Universidad, hay que mirar con cuidado. Pudiéramos estar dejando pasar a nuestro próximo Steve Jobs, desertor de Reed College, no precisamente una Ivy League.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario